viernes, 23 de noviembre de 2012

Crónica del hurto frustrado

Como todos los días fui temprano a la parada de ómnibus. No habían pasado ni cinco minutos cuando logré subirme a una unidad de la linea 28 abarrotada de gente. Habíamos avanzado ya unas cuantas cuadras, cuando un pasajero se baja y me cede su asiento. Con los fieles auriculares me acomodé y cerre los ojos por unos segundos, pero una frenada brusca me obligó a abrirlos de nuevo...
     Foto:http://busurbano.blogspot.com/2011/12/ojo-los-hurtos-en-el-bus-urbano-vigilad.html

Miré hacia un costado adormilada y ví algo que me despertó: una mano intentaba intentaba sacar algo de uno de los bolsillos de un humilde señor, con apariencia de obrero sacrificado que viajaba en el micro. Al levantar la vista contemplé que la mano pertenecía a un robusto hombre de unos 35 años que llevaba un abrigo por el brazo, cuando el termómetro marcaba 23º, ocultado con él su verdadera intención.
En ese momento,  un profundo sentimiento de desprecio y de reproche se apoderó de mí. Lo miré a los ojos como diciendole: Te descubrí. Al mismo tiempo busqué la mirada de la ocasional víctima intentando advertirle y dio resultado. Al ver mi gesto, el señor revisó sus bolsillos para cerciorarse de que todo estaba en orden y a su vez miró al que estaba a su lado sin decir nada.
El despreciable personaje se sintió descubierto y prefirió bajarse a esperar otro bus, en el que seguramente buscaría otra potencial víctima.
Este hombre tiene dos manos, camina con normalidad, no tiene ninguna dificultad aparentemente y sin embargo se dedica a robar. Hay miles que poseen menos que él y luchan por sobrevivir. Es más fácil, es dinero rápido y se lo consigue con menos esfuerzo, a costa del bienestar de aquel que sí sudó para llenar sus bolsillos.
Solo me queda pedirles, queridos amigos, que estén atentos para que estos vividores no se salgan con la suya.